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sábado, 30 de abril de 2011

No sé...

No sé si son tus ojos,
los que embrujan
mi alterado interior,
quien sabe por que razón.

No sé si es tu cara,
la que baila en mi mente,
también alteradamente,
quien sabe por que razón.

Y es que un anciano
que reside en mi corazón,
me advirtió que aquello era amor.

Error de olvido

Se olvidaba de las estrellas.

Pensaba que las olas,a veces,
eran muy bellas, bellas.

Se olvidaba de la Luna.

Pensaba que era un niño en su cuna, cuna.

Se olvidaba del cielo.

Pensaba que solo sabía caramelo,caramelo.

Pensaba que la belleza se escondía.

De ti se olvidaba (se equivocaba).

Quisiera ser...

Quisiera ser tu sonrisa,
formada por dos espinas,
dos espinas de rosas
que me clavaste en mi corazón,
un corazón sin sentido,
un sentido emergido,
emergido en tu sangre;
que te le regalo,
vida mía,
que sin ti sería ausente.

Quisiera ser tus lágrimas,
llenas de mares y desiertos
al borde del olvido,
dos lágrimas a las que amo
y a las estrellas reclamo:
belleza del silencio.

Quisiera ser tu voz,
donde se inverte
la ausencia de un ruiseñor,
porque lo sobrevaloro
sin sentido y con amor;
amor al arte digno del canto,
peor yo, me siento libre
de viajar por tu voz,
porque soy pasajero
de la sangre de tu corazón.

Grieta vencida

Antes de nada, este poema lo hize para el terremoto de Chile, y es que las palabras tienen mucho poder.

La desgracia es imprevista,
y es dentro del pecho
donde nace dolor
del corazón,
y sufre con el
dolor del pasado
y no es inhumano
las lágrimas de los ojos,
ni allí al alma y corazón.

Y aunque un grave terremoto
produzca tanta cantidad
de tal tristeza,
el amor y la solidaridad
a la balanza vencerá,
porque son como un escudo
que más tristeza
tiende a evitar.

En el corazón se forma
una grieta al principio,
tal como la fuerza del terremoto
que sucedió,
pero se repara
aunque grande sea el desastre,
dejad que la esperanza
trabaje aunque poco sea,
que pronto se os olvidará
y seréis ciegos a los ojos.

Déjame tu...

Déjame tu boca;
pico ruiseñor,
porque quiero comerme
con su azúcar
los pedacitos de mi corazón.

Déjame tu voz;
palabras crueles,
porque quiero olvidar
que riego con tus lágrimas
mis laureles.

Déjame tu sonrisa;
blancura de sierras de nieves,
porque quiero que nazca
una mariposa
de la melancolía
que tu no embelleces.

BIENVENIDO/-A

Bienvenido/-a a mi blog en la que podrás disfrutar leyendo una gran variedad de poemas míos. Espero que os gusten, Alonso Rodríguez Díaz.