Déjame tu boca;
pico ruiseñor,
porque quiero comerme
con su azúcar
los pedacitos de mi corazón.
Déjame tu voz;
palabras crueles,
porque quiero olvidar
que riego con tus lágrimas
mis laureles.
Déjame tu sonrisa;
blancura de sierras de nieves,
porque quiero que nazca
una mariposa
de la melancolía
que tu no embelleces.
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