Un cuenco vaciado, un mar sin peces,
un sol sin luz, una nube sin agua,
una lluvia sin alcantarillas,
lágrimas que arrojas, al océano;
tristeza la que entristece.
Un cuenco vaciado, que llenas
poco a poco, con lágrimas de desahogos,
que colman una vez, y allí vuelve la sonrisa;
otra vez se vacía, y vuelve la lluvia
con fin de devolver el sol.
Un mar sin peces, una luz sin sombras,
un paisaje sin vida, un sol que a la vez
que alumbra, las sombras aviva.
Un corazón sin sangre,
y una sangre sin calor,
que lleva en su corriente lágrimas;
esto es tristeza, que luego devuelve,
el robado ardor de la primavera.
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